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Muñoa Alimentación
DE CARNE Y HUESO
Paraíso de carnívoros y refugio para sibaritas, Muñoa Alimentación atesora carne de la mejor calidad, artículos gourmet y productos artesanos elaborados en su obrador. Javier Muñoa y Maite Bravo nos abren las puertas de su segunda casa. Por Amaia Biain. Fotos: Estitxu Ortolaiz.
Javier Muñoa se levanta todos los días a las cinco y cuarto de la mañana para llegar el primero a Cárnicas San Marcial, su proveedor principal. Un showroom con hileras de vacas colgadas se exhiben no al mejor postor, porque la carne no se subasta, pero sí al mejor cliente, entre los que se encuentra Muñoa Alimentación, que no escatima en precio siempre y cuando le den lo mejor de lo mejor. “No regateo porque estoy en San Martin, un mercado privilegiado donde los clientes vienen buscando calidad, no precio. Para lograrlo, necesito confiar mucho en mi proveedor y llegar aquí el primero”, explica.
Nada más llegar, Javier examina detalladamente las piezas de vacuno y su procedencia. Las hay alemanas, polacas, austriacas, gallegas… Y todas buenas. “Carne buena hay en todas partes. Lo importante es dar bien de comer al animal”. Muñoa hace hincapié en el alimento que ingiere el animal, que ha de ser bueno para lograr la mejor calidad. “Lo mejor es una alimentación equilibrada de cereales y leguminosa. En países emergentes con menos industria y más actividad ganadera como Polonia, donde los animales no están hacinados y tienen mejores cuidados, la carne es más noble; de mejor calidad”. Javier ya tiene asignadas sus pistolas de vacuno porque su proveedor sabe bien lo que le gusta. También conoce sus preferencias en cuanto a la chuleta, que la prefiere con treinta días de maduración en vez de sesenta, “porque el sabor y la textura de la carne están en su momento óptimo. Pero es una cuestión de gustos”, precisa Muñoa; o los corderos lechales, bien blanquitos por dentro y firmes. “El cordero, cuanto más blanco y más graso, mejor criado ha estado y más sabroso es. Si le pellizcas la cintura y los dedos se te hunden, mala señal”.
Con las manos en la masa
Nos dirigimos al obrador. “Aquí hacemos de todo menos billetes de quinientos”. Así de divertido nos recibe Juan Luis, mano derecha de Javier y maestro charcutero formado en Francia. Él está a cargo del obrador, donde elabora junto con Arkaitz todos los fiambres y precocinados que se venden después en el establecimiento del Mercado San Martín. Les pillamos con las manos en la masa. Juan Luis elaborando chorizo fresco y Arkaitz, croquetas de jamón. “Mira, el picadillo de chorizo lo enfundamos en intestino delgado de cerdo. Y para la salchicha, como el diámetro es diferente, sustituyo el intestino de cerdo por el de cordero”, explica pacientemente Juan Luis, un profesional como la copa de un pino, también hijo de carnicero, capaz de deshuesar un jamón en un parpadeo. En el obrador también elaboran jamón york y pavo, cien por cien artesano, sin adulterar. Y es que mientras las marcas industriales lo mezclan con fécula de patata, aquí se cuece y directamente se envasa al vacío. Todos los embutidos de Muñoa se elaboran sin gluten, para facilitar la vida a personas con intolerancia a esta proteína. Muy demandados por su clientela son también el foie artesano, los fritos variados, los callos, el bacon, las pechugas con bechamel, el lomo adobado y los morros cocidos.
Más pavo y menos ternera
En estos últimos diez años, las costumbres alimentarias han cambiado enormemente y Muñoa Alimentación ha sabido adaptarse. El consumo de pollo y pavo, sobre todo, ha aumentado considerablemente en detrimento del vacuno. Un cambio que a Javier le llama mucho la atención. “Los alemanes dicen que estamos como locos con el pavo. No entienden que consumamos tanta cantidad. Y es que tenemos que traerlo de Alemania e Italia porque aquí no
hay suficiente. El consumo de cordero ha caído muchísimo, seguramente porque requiere mucho tiempo en la cocina, ¿pero el de vacuno? No lo entiendo”, dice asombrado Javier
Muñoa. La diferencia de calidad en un pollo u otro no está en el color, sino en su procedencia y edad. “El pollo de caserío, el Label, tiene noventa días; mientras que el de granja, que puede ser blanco o amarillo en función de lo que le hayan dado de comer, solo tiene treinta”. El problema es que hay quien te vende pollo de granja como si fuera de caserío y estás pagando de más sin saberlo”.
Atención al cliente
A la vuelta del obrador, Javier se coloca su chaqueta de carnicero para atender rápidamente a los clientes. Le acompañan detrás del mostrador su compañera de profesión y esposa, Maite Bravo, su hermano Juan Manuel, Rafa y Arkaitz que llevan cuarenta y veintiún años respectivamente en la carnicería. Buena señal. En su kilométrico puesto destacan las hamburguesas Premium, elaboradas con la carne extraída de la bola de la vaca, la parte más noble para filetes; y un
largo listado de productos delicatessen que, aunque no todos han sido elaborados en el propio obrador, muchos sí están personalizados con su etiqueta. “Aquello que pensamos que hacen mejor otros, como la txistorra, la morcilla o el salmón ahumado, nosotros ni lo tocamos. Ahora bien, honestamente creo que lo que elaboramos nosotros es lo mejor en su género” dice muy segura Maite. Ella lleva desde muy joven en la carnicería. Empezó a
estudiar Empresariales pero le pareció un rollo comparado con su trabajo en el mercado San Martin. En todos estos años de experiencia ha visto pasar varias generaciones de clientes y, aunque una se acostumbra y adapta a los nuevos tiempos, no deja de sorprenderse con algunos clientes de ahora que le piden “cosas muy raras”. Nos cuenta otras cosas muy curiosas, como por ejemplo que el salmón ahumado que tienen es de Alcorcón (Madrid) donde, dice, “están los mejores ahumadores del mundo. Los noruegos mandan el salmón allí para ahumarlo” cuenta asombrada.
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Jorge Drexler
“¡Me encanta Donosti, sus playas y lo bien que se come!”
Hablamos con Jorge Drexler de su próximo concierto en San Sebastián, de lo bueno y lo malo que es estar de gira y sobre cómo se gana la vida. Nos confiesa su amor por el ser humano, por Leonard Cohen y Prince. También lo que ha influido el Guernica de Picasso en su último disco y nos sorprende que sepa que, en euskara, la palabra mariposa, se puede decir de varias formas. Por Estibalitz Ortega Arsuaga.
Jorge, ¡qué bien que vuelves a San Sebastián!
Me encanta Donosti desde hace mucho tiempo. He actuado varias veces y también he participado como jurado en el Festival de Cine. Cada vez que voy me tiro en La Zurriola a hacer surf. ¡Me encantan las playas de Donosti! La verdad es que yo iría a tocar todo el rato allí. Cuando nos propusieron este concierto dije: ¡sí, por favor! Además, ¡es increíble cómo se come! Donosti es la ciudad del mundo en la que yo mejor he comido.
¿O sea que haces surf?
Sí, muy mal, pero con mucho entusiasmo (risas).
¿Qué es lo mejor y lo peor de estar de gira?
Está muy bien la pregunta. La gira es un proceso dual. Lo mejor es viajar y conocer gente. Disfrutar de tocar en vivo. Y lo peor es el jet-lag a la vuelta. Cruzo el Atlántico unas 20 veces al año, de promedio, una vez cada tres semanas. Es realmente agotador y produce un gran desequilibrio en el sueño. Y es muy difícil reinsertarse en una familia con hijos pequeños. Entonces, la falta de continuidad es una cosa muy difícil de las giras. Pero si hubiera querido tener un trabajo fijo, habría seguido trabajando como médico. No me quiero quejar, el trabajo que tengo es maravilloso. Y lo disfruto mucho.
“Salvavidas de hielo” es tu disco número 13. ¿Supersticioso?
No, además el 13 es el número de la suerte en varias tradiciones ocultistas, que tampoco sigo. El disco está consiguiendo una aceptación como casi ninguno y ha sido nominado al Grammy en la categoría ‘Mejor álbum latino de rock, música urbana y alternativa’. Y los conciertos van muy bien, con entradas agotadas en Latino América y en España. No veo ningún indicio de que ande mal, la verdad.
He podido escuchar todo tu disco, gratis, en tu web, a través de Spotify y Youtube. Varias canciones las has estrenado en Facebook Live. ¿Así, cómo vas a vender discos?
No lo has escuchado gratis. Has pagado una cuenta mensual de teléfono, pagas con tus propios datos a Facebook, a Google con tus búsquedas… Y eso es algo muy valioso a cambio de poder escuchar música gratis. Tus datos son los que hacen que estas empresas sean multimillonarias. Lo que pasa (se ríe) es que no has pagado a las personas que han generado el contenido. Y te preguntarás, ¿de qué vivimos los que hacemos discos?
¡Eso es! ¿De qué vivís los músicos?
Pues no de hacer discos. Los discos son una herramienta personal y creativa, artística y promocional para los conciertos. En cualquier caso, yo nunca he cambiado mi forma de hacer discos. Siempre los he hecho con la misma intensidad y cariño. ¿Sabes también por qué? Porque nunca he vivido de vender discos. Como siempre vendí pocos discos, este cambio de paradigma no me ha afectado mucho. Yo siempre he vivido de los conciertos y de los derechos de autor. Creo que incluso me ha venido bien y el viento ha soplado a mi favor. Yo siempre he estado acostumbrado a viajar mucho para poder mantener a mi familia. Desde hace 22 años que vivo en España, cruzo el Atlántico todo el tiempo como un pescador para ir a pescar del otro lado del océano.
Hablando de moverse… ‘Movimiento’, la canción que abre tu disco es un alegato en defensa de los movimientos migratorios ¿De dónde se siente Jorge Drexler?
Es una buena pregunta. Yo te puedo decir de dónde soy. Nací y me crie en Montevideo y me siento muy montevideano en mi manera de ser. Pero luego mi área de empatía se ha ido ampliando y me siento en casa en muchos lados. Me siento en casa en Madrid, porque vivo aquí desde hace 22 años, pero también me siento en casa en Quito, en Guadalajera (México)… Me siento en casa donde voy a tocar y la gente me entiende lo que hago. Como decía Fernando Pessoa: “Mi patria es mi lengua”. Me siento en casa donde se me entiende.
Lo dejaste todo en Uruguay, pareja, amigos, un trabajo de médico. Y viniste a España en 1995 siguiendo un “consejo delirante” de Joaquín Sabina. Ahora se lo agradeces públicamente en la emotiva canción ‘Pongamos que hablo de Martinez’. ¿Cuántos bares habé
¡Menos de los que me gustaría! Pero más de los recomendables para la salud (risas). Lo echo mucho de menos a Joaquín. Ya no se va de bares. Se cuida mucho. Cuando llegué a España él me invitó a hacer varios conciertos juntos. En esas noches hice cosas maravillosas, como conocer a Enrique Morente y a su hija Estrella, cuando todavía era una adolescente, en una cueva del Albaicín. Me enamoré de la noche a través de cosas que vi con Joaquín. Deberían hacerle un documental de National Geographic (muchas risas).
Hablando de músicos ilustres… Tengo entendido que la misma noche que te dieron el Oscar por la canción ‘Al otro lado del río’, conociste a tu idolatrado Leonar Cohen. ¡Cuánta emoción en tan poco tiempo!
Fue el día antes, en Los Angeles. Él estaba tomando una copa con una mujer en el hotel Four Seasons. No me animé a saludarlo, la verdad, porque no me gusta interrumpir. Luego perdí el documento de identidad y tuve que volver al hotel. Vi que había salido del bar y estaba parado en la calle esperando a un taxi. Me presenté y hablé unas palabras con él y fue increíblemente dulce. Además, conocí a Prince porque él fue quien me dio el Oscar y cuando lo recibí yo puse la rodilla en el piso e hice una especia de reverencia. Para mí Prince significaba tanto como Cohen. Luego Cohen subió en presencia en mi vida hasta convertirse en el referente contemporáneo musical más importante para mí.
Hace unos meses, con motivo del 80 aniversario del cuadro, tuviste la oportunidad de cantarle al Guernica de Picasso, un icono para nosotros los vascos. ¿Qué sentiste?
La experiencia fue muy, muy, muy poderosa. Desde todos los puntos de vista. Desde el punto de vista humano porque es un cuadro que relata la tragedia en su forma más vil e inhumana, que son las bajas civiles en las guerras. Además, en el caso de Gernika fueron bajas buscadas, no colaterales. La presencia sola del cuadro, el hecho ya de estar delante es una experiencia muy conmovedora. Y soy consciente del valor del Guernica en la cultura vasca. Siempre me han interesado muchísimo los idiomas y las culturas diferentes. Me gusta la historia del euskera batua, me gusta saber que la palabra mariposa se dice de maneras diferentes según del valle en el que vivas. Me gustan los bertsolaris. He tenido amigos estudiando su forma de diversificación. Me gustan muchas cosas, me gusta el ser humano en su totalidad.
Si tus hijos decidieran dedicarse a la música, ¿qué consejo de oro les darías?
Yo no tengo una ambición especial en que mis hijos se dediquen a la música como yo. Yo estudié la misma profesión que mis padres, medicina, y luego la dejé. Mis tres hijos tienen un gran oído musical. Mi hijo el mayor estudia música electrónica en Londres y esto me pone muy feliz porque tengo algo más que dialogar con él. Antes estudiaba filosofía y yo me leía los libros de Bertrand Russell para poder charlar con él. Lo único que les digo, la única clave que hay es ser feliz con lo que haces. Como dice Antonio Escohotado, que es mi gran maestro del pensamiento hoy en día, “el merecimiento de algo no siempre trae el éxito”. Amar algo, hacerlo con toda tu fe no siempre trae tu éxito, pero siempre trae el amor propio. Estar contento con uno mismo es muy importante. Esto es lo que yo les digo a mis hijos. Para bien y para mal, no soy un padre con mucho ascendente sobre las actividades de mis hijos. No me meto.
¿Qué le pides a 2018?
(Suspira profundamente ) Le pido que retrocedamos a una época previa a la identificación de los símbolos nacionales. Estamos intoxicados de banderas, no puedo más. Una de las cosas que más me gustaba de vivir aquí en España es que el sentido de la palabra patria había aprendido a relativizarlo, y resulta que ha vuelto a estar sobre el tapete. Me da mucha pena y me parece un retroceso a la adolescencia de los pueblos. Pero no hablo sólo de un lado, hablo de dos nacionalismos enfrentados. No tengo una opinión clara sobre lo que pasa, sino una enorme tristeza por lo que ha salido de debajo de las piedras.
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Ysabel Landa Gamiz, ganadora de la cesta de Santo Tomás
Rendez-vous le 11 janvier au Gastropote !
Conversation avec l'artiste urbain américain Mark Jenkins
Le panier de Santo Tomás est de retour
Jusqu'au 16 décembre, vous pouvez participer au tirage au sort du panier de Santo Tomás 2017, le meilleur de San Sebastian. Obtenez votre coupon en achetant chez Mercado San Martín.
Évalué à 1 400 € et 1 100 € si vous n'êtes pas membre du FAN!
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Le 11 novembre, venez célébrer San Martin Eguna avec nous
Nous voulons profiter du fait que San Martin tombe cette année samedi pour organiser une activité spéciale aux halles.
Par conséquent, ce samedi 11 novembre, entre 10h00 et 20h00, nous célébrerons SAN MARTIN EGUNA. Dans l'espace de Gastropote, il y aura plusieurs types de tapas et de boissons et pour chaque boisson, nous offrirons un pintxo de boudin noir.
Nous aurons un divertissement musical par la main de plusieurs trikitilaris, à différents moments de la journée.
Venez et profitez avec nous!
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Roberto Etxeberria
“NI CHANEL NI DIOR. BALENCIAGA ES EL MÁS GRANDE”
NIÑO REBELDE QUE TRAÍA A SU MADRE POR LA CALLE DE LA AMARGURA. PASÓ SU JUVENTUD TRABAJANDO DE REPARTIDOR Y FONTANERO HASTA QUE, A LOS TREINTA, DECIDIÓ COGER AGUJA E HILO Y DEDICARSE A LA MODA. SUS PANTALONES DE PITÓN TRIUNFAN EN NUEVA YORK Y PARÍS.
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Al otro lado del teléfono, la voz de Roberto Etxeberria (Eibar, 1976) suena familiar y simpática. Sin artificios. Habla claro. El acento de Eibar no se le ha ido, a pesar de que vive en Barcelona desde hace 14 años. Allí se fue a estudiar y con ganas de convertirse en diseñador de moda. Sus pantalones de pitón y sus abrigos de astracán le han hecho triunfar en las pasarelas más prestigiosas del mundo. Su mantra es: “Si no crees en ti mismo, ¿quién va a hacerlo?”.
¿Qué tal vives en Barcelona?
Los catalanes son muy especialitos (risas). Me gusta mucho más Madrid porque socialmente se parece más al norte y es la capital, pasan muchas más cosas. Pero, de momento, me quedo en Barcelona.
¿Cómo llega un fontanero de Eibar a vender sus diseños en Nueva York y en Paris? ¿Qué pasó? ¿Te iluminó el cosmos?
Llegó un momento en el que me pregunté: ¿Voy a estar toda la vida haciendo esto? Y me dije: Pues no, voy a intentar hacer lo que me gusta. Me encanta la ropa. Y mira, parece ser que valgo para esto (risas). He llegado trabajando mucho, quitándome el miedo y tirándome a la piscina. Ganaba un premio y me presentaba a otro. He estado en Paris, Florencia, Las Vegas… Me he movido mucho, las cosas no vienen solas. Si no lo intentas, no vale quejarse y venir llorando. Y si no sale, pues a otra cosa.
¿Tú crees en el factor suerte?
Bueno, a veces hay que estar en el momento que toca y en el sitio que toca. Si no estás, puede que las cosas cambien. Y también hay que buscar las oportunidades. A mí al principio no me llamaba nadie, pero he movido el culo y ahora me llama mucha gente.
¿Te sientes profeta en tu tierra?
Me tratan muy bien, la verdad. Cada vez que voy a Eibar se monta un poco de escándalo. Eibar es pequeño y tengo muchos amigos. Pero la gente me trata como a una persona normal. Soy el mismo de antes. Solo que ahora me ven en la tele (risas).
¿Cuál es el principal rasgo de tu carácter?
Me gusta soñar. No cuesta dinero y si se cumple, lo flipas. Soy trabajador y no soy nada miedoso. Si me tengo que tirar, me tiro, pero con cabeza. Hay que apostar por lo que uno quiere. Si no crees en ti mismo, ¿quién va a hacerlo?
Has dicho en alguna entrevista que de joven hiciste bastante el idiota.
No fui un niño fácil, era bastante rebelde. Dejé los estudios, no eran para mí. Y tampoco jugaba a hacer vestidos a las Nancys. Pero la vida es muy larga y de todo se aprende. También hay que cometer errores. La amatxo todavía me dice: Tú siempre formal, no hagas el tonto hijo. Y me encanta. Ahora está súper orgullosa de mí.
Dedicándote a trabajar la piel, le habrás hecho a tu madre algún abrigo ¿no?
¡Claro! A mí me encantan los pelos y el astracán me vuelve loco. A la amatxo le hice un abrigo exclusivo para ella, que nadie más en el mundo lo tiene. Y más cositas.
Trabajas con piel de Iguana, avestruz, anguila, plumas… ¿Los de PETA te tienen crucificado?
¡Qué va! Nunca he tenido ningún problema. No me han dado nada de guerra, porque yo compro todas las pieles siguiendo lo que dicta la ley. El mundo de la peletería es lo que tiene, que hay gente que te llama asesino por hacer abrigos de piel y ellos mismos llevan zapatos de piel… Bueno, tiene que haber para todos.
¿Cómo definirías tu estilo? Con tanto tatu y pendiente pareces una estrella de rock.
Yo en los 80 ya andaba por ahí, en la calle. He escuchado rock radical vasco, electrónica… me gusta de todo. ¡Y el flamenco me encanta! En moda lo que me gusta es la sastrería clásica inglesa y lo que hago es fusionarla con otros estilos y otras culturas. Viajo mucho y observo mucho, reinterpreto y lo llevo a mi estilo. Y el traje convencional, al final, lo convierto en otra cosa.
¿Te imaginas a Carlos de Inglaterra vestido con uno de tus esmóquines de pitón?
¡Claro! ¡ Le pondría elegantísimo y le maquearía a mi estilo!
¿Quién puede permitirse vestirse tus creaciones?
Mis prendas las compra gente que sabe lo que quiere y lo que está comprando. Gente que busca ir a una fiesta y que va a tener la seguridad de que nadie va a tener algo igual. Si te compras un Louis Vuitton puede que coincidas con más personas que llevan lo mismo que tú. Y puedes pensar que te has gastado una pasta inhumana para ir igual que otra persona. Mis prendas son muy exclusivas, tienen diseño y están hechas de manera artesanal. Están en un determinado nicho de mercado, pero no son prendas de lujo. Son una pequeña alta costura. Pero si alguien me llama directamente para encargarme unos pantalones de pitón, le va a salir más barato que si los compra en una tienda de París, donde le van a costar un 300% más porque es lo que va a cargar la tienda.
¿A quién te encantaría vestir?
No soy muy mitómano, pero Kate Moss me vuelve loco. No tengo la suerte de conocerla, pero me gustaría mucho vestirla.
¿Y la vestirías de hombre o de mujer?
No le pondría un vestido de ‘red carpet’ (alfombra roja) estilo Hollywood, ni de princesita. La vestiría cañera, como es ella.
¿Te han puesto la zancadilla alguna vez?
Uno tampoco es tonto y esas cosas las huelo. Lo importante es rodearte de buena gente.
Aunque vuestros estilos están en las antípodas. ¿Balenciaga ha significado algo para ti?
Todo. Es el más grande del mundo. He colaborado con el Museo Balenciaga y tengo una pieza original suya que cedí para una de sus exposiciones. Ni Chanel ni Dior ni nada.